No es un secreto que el acabado de un papel puede marcar la diferencia entre pasar desapercibido o llamar la atención de un consumidor a través del efecto visual que crea y el tacto que ofrece. En este contexto, el gofrado de un material se puede convertir en el factor clave para conseguir que un proyecto diseño destaque. Pero, ¿cómo se realiza esta marca y qué factores hay que tener en cuenta?

Para empezar, es importante saber que el gofrado es un proceso por el cual se le da una textura a un papel u otro tipo de soporte, a través de la aplicación de presión gracias a los moldes que contienen el dibujo o motivo correspondiente. Pero este proceso puede realizarse de dos formas diferentes: en plano o en cilindro.

Diferentes procesos de gofrado

La principal diferencia por la que se elige normalmente un sistema u otro es por el formato del material a gofrar. Si se debe aplicar sobre hojas ya cortadas, los cilindros son incapaces de manipular este formato, por lo que debería realizarse en plano. En cambio, las hojas son imposibles de gofrar en cilindro, pero si el formato de origen es una bobina, este sistema conseguirá una mayor velocidad de producción. Esta diferencia se debe a que para gofrar son necesarias unas tensiones en el material para poder ejercer la presión en el lugar exacto, ya que sino el papel se puede arrugar y se consigue un mal resultado.

Por ello, el sistema en plano se suele relevar a la aplicación de pequeños motivos a “estampar”, mientras que los grandes dibujos se aplican mediante bobina. Por estos motivos, a nivel industrial y ante grandes cantidades de papel, el gofrado se suele realizar en bobina y posteriormente se transforma el producto acabado en hojas.

 

Gofrado en cilindro

Este sistema, que es el que usamos en Guarro Casas, funciona como su nombre indica a través de dos cilindros grabados con el motivo a gofrar en el material: uno de ellos metálico, que contiene la imagen en positivo; y el otro está creado por goma dura o lana prensada y forma el negativo. En función del material de esta contrapartida, el gofrado quedará más marcado o menos, del mismo modo que el papel a manipular también limitará el uso de uno u otro.

En Guarro Casas solemos usar el cilindro negativo de lana, ya que permite una mayor definición en el resultado. Esto se debe a que, para producirlo, se moja la lana y este cilindro se hace girar sobre el positivo, sin papel en medio, para que el motivo se transfiera y se cree una contrapartida perfecta.

Pero además de la definición, como indicábamos el material a gofrar también afecta en la selección del cilindro negativo. Del mismo modo que en estos rodillos, en el papel gofrado queda un positivo, que es la cara que muestra el motivo grabado, y un negativo, que es la cara que lo enseña en sentido contrario al original (por ejemplo, las letras gofradas pueden leerse al revés). En determinadas aplicaciones, esta segunda superficie no queremos que se vea marcada. En ese caso, los cilindros de caucho o goma dura son la mejor opción, ya que al tener una mayor rigidez el papel se marca menos, aunque, al contrario que pasa con la lana, la definición del motivo es menor al quitarle profundidad al papel.

También cabe destacar del gofrado en cilindro que, pese a este formato “sin fin” que permite este proceso más industrial, no es verdad que no tenga inicio ni final el motivo gofrado. Sobre el papel, solo los ojos más expertos pueden ver una señal casi imperceptible, llamada marca de moleta, que indica el punto en el que el molde del cilindro vuelve a empezar, pese a que esta pieza se fabrica con continuidad en el dibujo para que el consumidor no pueda ver ese punto de unión.

 

¿En frío o en caliente?

Además de la diferencia en plano o cilindro, los gofrados pueden realizarse a dos temperaturas: en frío o en caliente. En Guarro Casas aplicamos ambos formatos, pero hay que seleccionar muy bien sobre qué material se usa cada uno. La principal diferencia es que la opción en caliente puede modificar el color del soporte, ya que por la alta temperatura aplicada a presión es posible que algunos reaccionen y cambien de tonalidad. Este truco es especialmente usado cuando quiere conseguirse un efecto bicolor, de forma que la parte en la que se ha aplicado la presión del motivo a gofrar queda más oscura.

Pero hay que tener en cuenta que hay soportes de origen no celulósico que no se pueden trabajar en caliente, ya que pueden modificarse totalmente o porque una alta temperatura puede llegar a deshacer el material.

Reventamiento 

Además, como pasa con otras técnicas de manipulación, no todos los papeles se pueden gofrar con las mejores condiciones. Esto se debe a que, en función del soporte elegido, se puede producir una pérdida de las propiedades mecánicas, reduciendo su resistencia y pudiendo causar la rotura de los futuros productos. Por ello, en Guarro Casas realizamos una prueba de reventamiento cada vez que goframos, para garantizar los mejores resultados en cada una de las producciones.

En esta prueba, una máquina desprende chorros de aire a presión por un cilindro de unos dos centímetros de diámetro, hasta que rompe el papel cuando la intensidad ya es demasiado alta. Así, es posible medir la resistencia que tiene ese material gofrado y se puede saber si es apto para las aplicaciones a las que se destinará.

El gofrado y las fibras de celulosa

¿A qué se debe una mayor o menor resistencia del papel gofrado? La respuesta es sencilla: al aplicar esta manipulación al papel, estamos rompiendo o modificando la estructura de las fibras de celulosa que lo forman, y por ello se le resta resistencia mecánica. De hecho, los materiales gofrados se incluyen dentro de la categoría de papeles especiales ya que, por mucho que pierden propiedades en el proceso, siguen siendo totalmente aptos para aplicaciones como recubrimientos de editorial o packaging.

Contra más detalles tiene el motivo del gofrado, más afectación tiene sobre las fibras, como por ejemplo en el caso de las imitaciones de piel o tela. Así, como podemos ver, es muy importante la calidad del papel. En Guarro Casas tenemos más de 70 gofrados, ya que gracias a sus características son muy atractivos especialmente para las portadas de libros por sus texturas y tacto, y la gran resistencia proviene de las fibras largas que usamos.

Un ejemplo en el que ocurre el contrario es el papel higiénico, que generalmente se vende gofrado. En este caso, el material es de muy baja resistencia, ya que tendrá un solo uso, debe ser suave y no está fabricado para resistir grandes manipulaciones. De hecho, su gofrado va más allá de la estética: se aplica para unir las diferentes capas de papel que conforman el producto final. Así, no importa cuánta resistencia tiene al final del proceso, ya que se consumirá y desechará.

En dirección a la fibra

Como hemos visto en algún post anterior, el papel avanza por la máquina de fabricación en dirección a la fibra, para que todos los procesos se realicen de forma correcta, y cuando llega al final y se convierte en bobina acaba también en este sentido. El gofrado, por tanto, se produce del mismo modo en dirección a la fibra, especialmente para evitar una deformación del material al aplicar la presión.

De hecho, este se convierte en otro de los factores a tener en cuenta cuando se aplica esta manipulación. El papel se puede encoger o expandir en el proceso. Por ello, es importante contar con un cilindro para gofrar unos milímetros más largo que el ancho de la bobina, para asegurar que, pese a que el material se expanda un poco, toda la superficie quedará marcada. Además, existen unas tolerancias, que en el estándar rondarían entre +/- 1 mm en transversal (contra fibra) y +/- 6 mm en longitudinal (en dirección de la fibra). Como generalmente al final del proceso la bobina se corta en hojas, esta variación de milímetros no se aprecia en el resultado final, ya que serán de las medidas originales y el sobrante queda eliminado.

 

Un gofrado para cada material

Para acabar, recuperamos una idea que ya hemos apuntado: casi todos los materiales admiten un gofrado, pero hay que trabajarlo con sumo cuidado para evitar la rotura del papel o un mal acabado. Los motivos más pronunciados deben dejarse para los papeles de mayor gramaje, ya que los que tienen menor grosor pueden llegar a romperse. Por el contrario, los gofrados muy finos en gramajes altos pueden no llegar a marcarse correctamente y el soporte “escupe” la marca. Existen guías, como la propia que hemos elaborado en Guarro Casas a través de nuestros años de tradición, que ayuda a elegir la mejor combinación para un gofrado excelente.

Marca

Aplicación

Apto para

Material

Tipo de acabado

Gofrado

Tamaño

Color

Gramaje