¿Tapa dura o tapa blanda? ¿Con o sin solapas? ¿Acabados mate, brillante o semimate? ¿Y qué hay de las cubiertas que constituyen por sí solas un sello de identidad? Las editoriales cada vez apuestan más en el objeto, en el libro en sí, para destacar entre la gran oferta del mercado. Esto explica que a menudo los papeles ‘premium’ sean la herramienta idónea: este elemento puede ser la clave del éxito y ofrece opciones exclusivas y originales para la creación de la mejor solución. Lo mismo se puede aplicar en el interior de los libros, la tripa. Algunas editoriales han hecho de éste un elemento de marca, ya sea por el grosor del gramaje o por la elección de papeles con fibra virgen y un cuerpo consistente.

La portada: herramienta para captar la atención a primera vista

La vista y el tacto son dos sentidos vinculados a la elección de un libro a primera vista. Un buen material para la elaboración de la cubierta es imprescindible para las editoriales si quieren captar la atención de los consumidores y desmarcarse dentro de la gran oferta existente. Papeles estucados impresos con tipografías llamativas o materiales que transmiten exclusividad y originalidad pueden ser los factores decisivos en el momento de ‘vestir’ un libro para que destaque. Por ello, Guarro Casas recuerda que se puede ir más allá de la portada clásica, con el uso de materiales como corcho natural, papeles de mayor espesor con gofrados o imitación piel, entre muchas otras opciones existentes.

Papel de fibra larga: un factor clave

De forma complementaria a la estética, es preciso prestar atención a la composición del material con el cual se elaboran para garantizar una serie de propiedades mecánicas que alargan la vida de un libro. No sólo para su uso habitual: en los casos de coleccionismo de libros, aún es más imprescindible una buena calidad del material para asegurar la durabilidad de la obra con el paso del tiempo.

Las cubiertas, con el fin de resistir las aperturas y cierres propios de su uso, es conveniente que estén elaboradas con un papel con un alto porcentaje de fibras largas. Los filamentos de celulosa de esta tipología mejoran las propiedades mecánicas, especialmente le aportan la resistencia necesaria para evitar portadas rotas con el paso de los años. Además, el trabajo de los hendidos de forma paralela a las fibras garantiza que el movimiento de la tapa se haga de forma correcta y limpia, al tiempo que evita tensiones que puedan llegar a doblarla.

La guarda: un básico para la conservación del libro

Otro elemento muchas veces desconocido es la guarda, el papel que se encarga de unir la cubierta al cuerpo del libro para dar consistencia al conjunto. En este aspecto, destaca la necesidad de usar papeles de calidad y con un gramaje adecuado, así como aplicar la tensión correcta entre cubierta y guarda para que no se separen. Guarro Casas recuerda que todos los elementos cuentan en la creación de un libro de éxito.

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Gofrado

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Gramaje