Telas para recubrimiento: materias primas y certificación

El papel es el material de recubrimiento por excelencia para aportar múltiples acabados (y, por tanto, sensaciones) en editorial o, en algunos casos concretos, de packaging. Pero hay otros soportes que ofrecen mayor prestigio a determinados proyectos, ya que están relacionados a una imagen de lujo. Las telas, gracias al efecto visual y táctil que generan, son una opción que consigue un gran resultado.

Pero, del mismo modo que el papel puede ser certificado y garantizar así que es más sostenible, ¿ocurre lo mismo con las telas? ¿Se pueden aplicar las certificaciones FSC y PEFC? A continuación, exploramos las opciones que ofrece este material. Pero antes debemos conocer los diferentes tipos que existen y por qué se comenzó a usar este material para encuadernación.

Telas de diferentes materias primas

Lo primero que hay que tener en cuenta es que existen diferentes tipos de telas en función de la materia prima con la que se han elaborado. Algodón, viscosa, nilón o lino son las variaciones más extendidas. Este factor, de hecho, es el que determina si una tela para recubrimiento puede certificarse según los estándares de sostenibilidad o, por el contrario, no se puede asegurar este aspecto.

En Guarro Casas tenemos disponibles telas con dos materias primas de base: con viscosa (en las gamas Setalux, Cialux, Assuan y Paradise) y algodón (Africa, Bukram P Extra Fantasia, Canvas Extra R Fantasia y Cialinen).

Otro factor a destacar es que este material para encuadernación no es simplemente una tela sin nada más. En la parte posterior lleva contracolado un papel que permite que sea aplicada a encuadernación. De este modo se garantiza su adherencia y resistencia.

El origen de las telas de encuadernación

En un inicio, las encuadernaciones de libros se elaboraban con piel. Cuando este material se encareció, se sustituyó por tela, ya que ofrecía del mismo modo una imagen cuidada y premium, así como un tacto especial, pero de forma más económica. Fue más tarde, cuando este soporte también supuso unos mayores costes, cuando el uso del papel se generalizó como alternativa para estas funciones.

De hecho, el nombre de nuestra gama de papel por excelencia, Geltex, refleja esta tradición: proviene de “Gelida textil” (Gel-tex), ya que en nuestros orígenes los materiales que fabricábamos eran de tela. No queríamos perder este guiño al pasado, combinando el emplazamiento de nuestra fábrica y las telas con las que comenzamos la actividad para encuadernación.

Pese a que el papel, como vemos, ha ganado terreno por su relación calidad-precio, hay proyectos especiales que siguen requiriendo texturas y acabados que este material no puede proporcionar del mismo modo. Por ello, se siguen usando telas especialmente en libros de tapa dura que deben reflejar una imagen de mucho prestigio y tener gran presencia (como los que pertenecen a museos o fundaciones, por ejemplo) o en packaging de lujo (cajas y estuches).

Incluso, como uso más curioso, hay telas que se pueden usar como interior de tapa en un libro. Para que tengan la resistencia en estos casos, se forran con PVC o poliuretano, para conseguir un acabado muy flexible sin que se rompa.

Certificación de las telas: dos elementos a valorar

Los certificados del papel que en anteriormente hemos repasado en esta Academia son únicamente para productos elaborados con materias primas procedentes de árboles. Es decir, solo podrán contar con los sellos FSC o PEFC aquellos soportes cuyo material base tenga este origen.

¿Eso significa que las telas con una materia prima que no tiene como origen un elemento procedente del árbol no se puede certificar? Para responder a esta pregunta, hay que diferenciar entre las dos partes que conforman este material para encuadernación.

Como hemos visto, estos soportes están constituidos de la tela, que aporta la parte estética, y el papel contracolado en su cara interior, que garantiza la resistencia y propiedades mecánicas. Así, este material puede estar certificado en sus dos partes, tan solo en una de ellas o en ninguna. ¿Cómo?

Por la parte que respecta a la tela, si esta es de viscosa (por tanto, de un subproducto del árbol) se puede certificar del mismo modo que se hace con el papel. Así, puede contar con los sellos FSC o PEFC si procede de plantaciones controladas para uso industrial. En el resto de casos, esta certificación no se podría conseguir.

En cuanto al papel de la cara interna, se puede certificar del mismo modo que este material cuando se fabrica por separado. Siempre que proceda de bosques sostenibles, podrá contar con el sello.

En base a estas premisas, las telas de viscosa pueden estar certificadas en ambas partes, mientras que las de algodón no. Pero, lo más importante, es que el material sea lo más sostenible posible y no perjudique al medio ambiente, como en todos los soportes usados por la industria.

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